María, Nuestra Señora Dichosa y Bienaventurada

Es un gran día de fiesta para nosotros en Colombia al conmemorar hoy el día de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, es una buena oportunidad para encomendar al Señor, por intercesión de María, las intenciones que tenemos nosotros, intenciones personales, familiares y sobre todo de nuestro país, en este tiempo tan fuerte que hemos vivido tanto de la pandemia como de la situación social, económica y demás que todos conocemos. Pero, no podemos perder en ningún momento, la esperanza en el Señor y una fiesta como la de hoy nos llena de mucha esperanza al saber que la Madre del Señor, Madre nuestra y Madre de Colombia nos acompaña; nos acompaña la Reina de Colombia, la que nos lleva a Jesús, la que nos lleva a Dios; y ella, que milagrosamente se manifestó allí en Chiquinquirá, en ese signo de renovación, ciertamente que con Su intersección puede traer la Gracia de una gran renovación en Colombia, de nuestros corazones, de nuestras familias, de nuestra sociedad en general, en todos los ámbitos. Puede venir una gran bendición y seguro va a venir una gran bendición sobre nuestro país.

En la lectura del evangelio que hoy, una mujer de entre el gentío, escuchando a Jesús predicar, levantó su voz y dijo: “Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron” ,sin duda que se refiere, por supuesto, a la Madre de Jesús, la Virgen María, dichosa ella; nosotros sabemos que ella es realmente dichosa, bienaventurada, María, ella, porque el Señor la escogió para ser la Madre del Hijo de Dios; ella es la Bienaventurada de todas las generaciones, lo dice el evangelio de Lucas, Dichosa Tú porque has creído, Bienaventurada te llamarán todas las generaciones, y ciertamente que esa profecía se ha cumplido y se sigue cumpliendo, ella es la Bienaventurada de todos los tiempos, de todas las generaciones; la feliz y la dichosa de la que tenemos que aprender cómo se vive la felicidad, cómo se encuentra el gozo, cómo se vive la bienaventuranza, cómo se vive la alegría.

 María es la que nos puede enseñar a vivir. Y a la luz del evangelio de hoy lo podemos entender porque Jesús lleva las cosas a otro nivel y aprovecha esa expresión de una mujer en medio de la multitud para decir, ¿sabes qué? Mejor que eso todavía, mejor que eso, Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la obedecen. Y así, la bienaventuranza, que en un principio se refiere solo a María, Jesús la abrió para todos sus discípulos, para todos sus seguidores. Esta bienaventuranza que, por supuesto, la posee María, porque quién sino ella es la mujer que escucha la Palabra de Dios, que la cree y que la obedece, quién sino ella es el modelo del orante y del que escucha a Dios, el que escucha Su Palabra; el que está abierto a Dios y es capaz de cambiar sus planes, de cambiar su vida por Dios, por Su Palabra y por Su Voluntad; quién sino ella es la mujer de la escucha y la obediencia, ella es la Bienaventurada por excelencia.

Jesús, ahora abre esa bienaventuranza a todos sus seguidores, a todos sus discípulos, a todos nosotros para decirnos: Oigan, bienaventurados también ustedes como María, mi Madre; bienaventurados también ustedes si escuchan la Palabra, si la obedecen, si la ponen en práctica. Felices también ustedes, dichosos también por escuchar la Palabra y ponerla en práctica.

Nuestra tarea siempre es escuchar a Dios, escuchar Su Palabra como verdaderos discípulos del Señor, teniendo un modelo maravilloso como es la Santísima Virgen María. Actuemos como ella, escuchemos la Palabra de Dios y pongámosla en práctica.

Que bella es la Virgen María, modelo de todos los discípulos, Madre del Señor, Madre nuestra, ciertamente bienaventurada, no solo por haber llevado en el vientre a Jesús sino sobre todo por llevarlo en Su Corazón y por hacerse ella también discípula de Jesús. Y en el signo extraordinario que nos regaló para Colombia; de Chiquinquirá, nos ha dejado también un mensaje y un signo de Su Presencia, de Su Cercanía y de Su Amor también a nosotros los colombianos. El e milagro de Chiquinquirá sucedió porque la Virgen María fue descartada, ¿cómo así que descartada? Claro, porque ese cuadro que había sido pintado se había puesto allá en otro lugar y por supuesto que se fue deteriorando, y fue como descartado, fue como descuidado y abandonado. Fue solo tiempo después que una mujer lo encontró y lo empezó a recuperar, ella se puso a orar e hizo mucha oración ante ese cuadro. Y después, vino como una respuesta a todas esas oraciones, y ese signo especial de luz donde resplandeció ese cuadro y los colores se renovaron y la pintura se renovó, el cuadro se renovó milagrosamente.

Y es como un signo para Colombia y es un signo para todos nosotros, para todos los descartados, también María fue descartada. Y cuántos descartados hay entre nosotros, en la sociedad; cuántas veces hasta entre nosotros la Iglesia, entre los creyentes, en la comunidad o en las comunidades nos vamos descartando, descarto a este, descarto al otro; voy descartando porque este no me gusta cómo habla o cómo ora o cómo dice o cómo se viste, lo que sea, no me gusta; entonces, vamos descartando, eso por decir algún ejemplo pero, cuántas personas descartadas por su condición económica o cultural o social, etcétera, etcétera; y este es como un signo que el Señor no descarta a nadie, que el Señor a todos nos llama, que el Señor a todos nos recupera, nos restaura. Tal vez nosotros hemos sido descartados y nos hemos envejecido y deteriorado y por causa de nuestros pecados, de nuestros egoísmos, de nuestra violencia, de tantos males, pero el Señor no nos descarta, allá de donde estemos tirados, abandonados, de allá el Señor nos saca, de allá el Señor nos llama y de allá el Señor hace una obra maravillosa en nosotros; nos restaura, nos renueva. El signo de Chiquinquirá es un signo para los descartados y es un signo también de renovación, de un Dios que todo lo renueva, de un Dios que todo lo hace nuevo. Y hoy podríamos además de darle gracias a Dios y de bendecir a Dios y de saludar a nuestra Madre María, Reina y Patrona de Colombia en este día, podríamos pedirle a ella Su Intercesión y Su Gracia para nosotros ser renovados en nuestro corazón, cada uno de nosotros; que ustedes y yo nos renovemos como creyentes, como cristianos, como discípulos, que nosotros los sacerdotes nos renovemos también en el Señor. Hoy le presento al Señor, por la intercesión de la Virgen María de Chiquinquirá en esta Eucaristía, mi sacerdocio, este don del sacerdocio, para que se renueve este don del sacerdocio; también, cada uno de nosotros presentémosle nuestra vida, nuestra condición de discípulos, de cristianos, de hijos de Dios y hoy pidamos el milagro de una renovación en nuestro corazón, de una renovación en nuestro espíritu, de una renovación de nuestra fe en este tiempo, pidamos hoy ese milagro, pidamos hoy esa Gracia de renovación para todos, de que se nos renueve tanto el corazón que ahora también nosotros trabajemos por los descartados de nuestra sociedad o por los descartados de nuestra comunidad o por los descartados de nuestra familia; que nosotros hoy trabajemos por esos, porque ahí es donde está también Dios llamándonos a cada uno de nosotros, y si pensamos en Colombia, ¡tanto que decir por Colombia! ¡tanto que trabajar por Colombia! Si pensamos en Colombia, cuánto amor tenemos por Colombia y cuánto nos duele ver que a veces Colombia se llene de odios, de violencia y veamos muerte y agresión y faltas contra la vida, contra la persona humana, todo eso se tiene que acabar en Colombia y todo eso lo podemos vencer nosotros con la Gracia de Dios, con oración, con conversión, con la intercesión de la Virgen María y con el milagro que ella nos puede obtener para Colombia con Su Presencia entre nosotros. Pidámosle al Señor por Colombia, pidámosle al Señor por la conversión de todos nosotros, por la fraternidad y la reconciliación y la unidad de todos nosotros, que nos reconozcamos hermanos todos, que trabajemos en esa amistad social de la que el Papa Francisco nos habla insistentemente y que nos demos cuenta que sí, que todos somos valiosos, que todos tenemos una palabra pero que todo se debe hacer sin violencia, sin odios, sin muerte y sin faltar en lo más mínimo a la persona humana, a la dignidad y al valor de la persona sea quien sea, aunque no piense como yo pienso y aunque no crea lo que yo creo. De eso se trata.

Salvemos a Colombia de la violencia, de los odios, de las enemistades, de las polarizaciones, de las ideologías. Salvemos a Colombia de la muerte, sintonicemos a Colombia con el Corazón de Dios, con la escucha de la Palabra de Dios, para sintonizarnos, para escuchar a Dios; así como ustedes sintonizan esta emisora del Minuto de Dios en Colombia. Puede haber muchas emisoras, puede haber muchas voces, cada una tiene su valor, pero una cosa es escuchar hombres y otra cosa es escuchar a Dios y se trata de sintonizarnos con Dios, de escuchar a Dios. Sintonicémonos con el Corazón de Dios, sintonicémonos con la Palabra de Dios y salvemos a Colombia con la fuerza del Amor de Dios.

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